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Novela de anticipación.

10 capítulos escritos de 15 previstos.

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1ª parte. 

Capítulo 1: WILPENA POUND, WINLAND, 2 y 3 de enero de 2222.

1.1

"¿Gomera-Canarias ? ¿Liechtenstein ? ¿Kalevala?"

En el tatami, el pass materializa imágenes de las tres ofertas de vacaciones de Winland en Europa. Tao, tumbado en un policojín, las visiona con la mirada distraída, mordisqueando una barra de chocosoja.

Gomera-Canarias, es el verano todo el año, la fiesta en continuo, todos los excesos, sol, mar, sexo y drogas seguras. Ideal para celebrar sus 26 años, la mayoría de edad y el fin de su Middle School. Gran parte de sus compañeros de promoción van allí, sobre todo los más fiesteros. Los estudiosos prefieren Liechtenstein, a menos de 15 minutos de las principales atracciones del viejo continente. Y los deportistas, los amantes de los espacios naturales escogen Kalevala. Dicen que aún hay nieve natural y que se puede respirar el aire libremente, sin ningún tipo de mascarilla. Esta sensación de sobredosis de oxígeno, el "windshoot", como lo llaman, Tao ya la ha experimentado durante sus trekkings en el desierto australiano, pero la experiencia debe ser muy diferente tan cerca del polo Norte. Pregunta a su laserpencil:

"¿Dónde va Moon?

 

- Kalevala.

 

- Joder… ¿Por qué coño va a Kalevala ?

 

- "Coño”, ¿sinónimo de “vagina”?

 

- No, para nada. Formulo de nuevo. ¿Qué va a hacer Moon en Kalevala?

 

- Oxigenoterapia.

 

- Elimina Kalevala."

 

Adiós al ártico, pero Tao no quiere en absoluto viajar a la misma colonia que su hermana gemela. Después de 26 años sin despegarse de ella, tiene por fin la oportunidad de estar a solas, durante todo un cuatrimestre, sin tener que vigilar constantemente a su alter ego femenino.

 

"Elimina Gomera también."

 

Tampoco tiene ganas de cruzarse con demasiados compañeros de clase, esta camarilla de gallitos hedonistas y superficiales, que sólo se fijan en él porque es el hijo de Abraham Windseller, el gran administrador de Winland.

Sólo queda Liechtenstein. Sin lugar a dudas, los encuentros serán más enriquecedores, la estancia más instructiva. Pero encadenar visitas a ciudades-museos puede resultar aburridísimo. Levantarse a las ocho para coger la nave que te conduce a París, contemplar las orillas del Sena detrás de un cristal por la mañana, cambiar de nave para continuar con la City de Londres por la tarde, volver a la noche a la colonia, y la mañana siguiente, visitar Pompeya y Atenas, no es una perspectiva muy alentadora. Sólo los parques subacuáticos de Ámsterdam y de Venecia son algo divertidos, según le han contado. Por lo menos puedes visitarlos buceando.

Tao suspira. Los estudiantes de Wilpena Pound, una de la más prestigiosa Middle School de Oceanía, tienen la obligación de dar la vuelta al mundo al final de sus estudios, y pasar por lo menos un mes y medio en cada continente. En Asia y América existe una gran cantidad de estancias posibles, pero para Europa y África, la oferta es muy limitada. Son dos continentes peligrosos, arcaicos y tóxicos, enzarzados en estúpidos conflictos étnicos o religiosos. Salvo tres colonias de vacaciones y cuatro bases militares, Winland nunca logró implantarse de verdad en la zona.

 

"Después de todo... ¿Por qué no las hipernaciones? Enséñame las estaciones que existen en Europa. "

Un mapa plagado de puntitos de colores aparece en el tatami. En verde, las estaciones seguras, en amarillo y en naranja, las inestables, en rojo las prohibidas. Se ilumina el rostro del joven, ya ha encontrado sus vacaciones ideales. Ningún compañero se atreverá a pernoctar en las hipernaciones. Tao podrá por fin vagar a su antojo de manera anónima y olvidar por un momento la tutela de su padre y de su país. Él que soñaba con aventuras y sorpresas, va estar servido. Demasiado, tal vez.

 

Las hipernaciones de Europa no gozan de muy buena prensa en Winland. Sin embargo, son perfectamente viables para el turismo, la seguridad está garantizada así como la higiene del agua, del aire y de la alimentación. Si tienen una bandera verde o amarilla y uno no trata de pasar el límite de cada estación no hay absolutamente ningún peligro, pero los prejuicios son tenaces. "Sucias y malolientes", "llenas de racistas, sexistas y devoradores de animales", "coladeros para los parias", Tao ha escuchado mil veces esos comentarios acerca de las hipernaciones de Europa, pero también tiene un amigo, Aldous, que pasó allí un cuatrimestre entero el año pasado y regresó entusiasmado.

 

"Llama a Aldous.

 

- Desconectado. ¿Un mensaje?

 

- Sí... ¡Hey, Colega! ¿Qué haces este verano? Tengo un plan que proponerte.

 

Mientras espera la respuesta de su amigo, el chico, con su laserpencil, apunta "Paris-Valois", "Roma-Capitolio" y "Alhambra-Andalusy” en busca de alojamientos. Los nombres están en francés, en italiano, en español. Los europeos siguen hablando sus idiomas locales, algunos incluso tienen dificultad a la hora de comunicarse en internenglish, por lo que dice Aldous. Tao sonríe descubriendo las apelaciones "B & B", "hotel ", "albergue", a la vieja usanza... En París, encuentra un "resort " ubicado en un antiguo edificio del siglo 20 cerca de la plaza de la defensa, en pleno casco histórico. Una auténtica mansión embrujada, por tan sólo 20 wincoins la noche, menos de la mitad que en Winland. En el desayuno puedes, si eres un poco curioso y no muy escrupuloso, probar las especialidades europeas, "baguettes", "vino tinto", "queso con leche de vaca”. Sin embargo, el menú también propone "pollo" y "jamón"... Repugnante. No es un mito, de verdad en Euráfrica la gente sigue comiendo animales muertos. Tao apaga el pass, asqueado. Pensándolo bien, tal vez no sea tan buena idea visitar las hipernaciones.

1.2

 

"Una llamada de mamá, prioridad 3. ¿Contestas?

 

- ¿Tres? Sí, por supuesto."

 

Raras veces su madre utiliza este nivel de prioridad, reservado para los mensajes más urgentes.

 

"Cariño, ¿puedes bajar de tu habitación, por favor? Te estoy esperando en el invernadero.

 

- ¿Qué pasa, mamá?

 

- Ven abajo y te lo diré."

 

Tao se viste rápidamente con una túnica de andar por casa y baja las escaleras corriendo. Encuentra a su madre en medio de su jardín Zen, podando una fila de bonsáis sintéticos. Al oír el paso apresurado de su hijo, se da la vuelta lentamente y sonríe. Sa madre está radiante, como siempre. Tao nunca la ha visto perder la calma, incluso en las situaciones más críticas, como cuando su hermana Moon tuvo su último ataque retroviral. Ella es la tranquilidad y la dulzura personalizada y realmente hace honor a su nombre, Kwam Samaki, "armonía" en Tailandés, su lengua materna. A pesar de sus 55 años, todavía tiene la talla y el aspecto de una jovenzuela. Nunca la más mínima arruga surcó su rostro de muñeca oriental. Se las arregló para evitar las expresiones de ansiedad y los malos pensamientos que deforman los rasgos y provocan el envejecimiento prematuro de las células de la piel, al menos es lo que ella afirma. Tao sabe que en realidad ella sigue en secreto un tratamiento "ever young", pero aparte de este pequeño defecto de coquetería, es una mujer absolutamente perfecta. Ésta fue justamente la razón por la cual su padre, hace veintiséis años, la eligió entre miles de candidatas para procrear sus retoños número 162 y 163.

 

"Tu padre, hijo mío. Quiere conocerte.

 

Tao se queda aturdido. Después de un breve silencio, se queja:

 

- Pues yo no, para nada."

 

Su madre le acaricia la mejilla y sigue con un tono suave.

 

"No te enojes, hijo mío, ya sabes que no es bueno para la salud y que no sirve para nada. No existe alternativa. Para tu padre es una tradición, ve a sus hijos al menos dos veces en sus vidas, el día del nacimiento y al terminar la Middle School.

 

- Pero... ¿Tú lo sabías? ¿Por qué no me lo dijiste?

 

- No, no lo sabía. Fue el asesor personal de tu padre quién me llamó hace un momento y me informó de ello. Él dijo que siempre proceden de esta manera, llamando de un día para otro, para evitar que los niños se preparen demasiado para el encuentro. Se trata de una reunión familiar e informal, el asesor insistió en ello.

 

- ¿De un día para otro, dices? Entonces, esto significa…

 

- Sí, es para mañana. Es en América, en Dakota Palace. Tendrás que coger el tubo del Pacífico a las ocho, llegarás más o menos a las doce. Y la reunión durará sólo una hora. Ya ves, cariño, podrás volver a dormir a casa.

 

- ¿Ocho horas de viaje en el mismo día? ¿Y una hora entera con mi padre? Pero, ¿qué le voy contar yo? ¿A una momia de 175 años que controla el mundo desde su burbuja?

 

- No lo llames momia, los ancianos merecen todo nuestro respecto. Además se trata de tu padre.

 

- Perdona mamá.

 

- Me imagino que tu padre sabrá cómo romper el hielo, si se trata de un ritual que repite con cada hijo, cada año desde hace más de un siglo.

 

- ¿Y cómo debería llamarlo, "Papá" o "Admin" como el resto de los mortales?

 

- "Ni "Papá", ni “Admin", llámalo" Padre "... Te lo suplico, escúchame bien, Tao. Tendrás que controlar tus emociones. Que no se note tu rabia, que no digas una palabra de más, que no sueltes ni una lágrima. Mántente concentrado, como si se tratara de un examen. Olvida que es tu padre, piensa que ahí está el hombre más influyente del mundo, dispuesto a escucharte durante una hora entera. ¿Ves? Este encuentro es una noticia muy positiva, en el fondo, es una ocasión única de exponer tus ideas, tus proyectos. Pero tienes que dar muestras de madurez si quieres que la experiencia te sea beneficiosa, ¿entiendes? Tienes que ser brillante y aparentar seguridad en ti mismo, pero a la vez evitar ser distante. Tienes que gustarle.

 

- ¿Y si no le gusto?

 

Tao cae en una de los banquetas del jardín, desconcertado. Su madre se sienta junto a él para darle un abrazo. Le susurra en el oído:

 

- No tendrá importancia, supongo, pero seguro que le vas a gustar. Eres el más hermoso y el más listo de todos los chicos de Australia, no tienes nada que temer. Además, no estarás sólo. Moon irá contigo. Tiene la misma cita que tú, entre las 12:30 y 13:30. Supongo que vais a permanecer juntos durante toda la entrevista."

 

Por una vez, la idea de estar con su hermana complace a Tao.

 

"¿Moon ya lo sabe?

 

- No, aún no. Por ahora, está echando la siesta, no podemos despertarla. ¿Quieres que se lo digamos juntos esta noche?

 

- No. Me voy a quedar en mi habitación. Tengo que meditar. No me esperéis para cenar, ¿vale?

 

- Haces bien. Medita en paz, cariño. Es el momento adecuado para averiguar lo que realmente deseas. Pero quiero que sepas que sea cual sea tu decisión, estaré contigo."

 

Una vez en su habitación, Tao se derrumba en su tatami. Maew Di, su tigre vegetariano enano, advirtiendo la tristeza de su amo, entra en su cuarto para ronronearle junto a su cuello. Acariciándolo, Tao no puede evitar derramar unas lágrimas. ¿Que piense en lo que quiere hacer? Él no quiere nada en especial, no tiene ningún gran proyecto, ningún sueño profesional, tan sólo le apetece vivir, descubrir y soñar. Son los demás quienes quieren por él. Su madre cree que su apatía proviene de una falta de madurez, la adolescencia duraría un poco más para él que para otros niños. Según ella es buena señal, ya que los mejores frutos tardan en madurar. Pero él piensa exactamente lo contrario, que será por fin adulto el día en que encuentre el valor de decir "no". Mientras tanto, sigue avanzado, arrastrando los pies por el camino que otros han trazado para él. Todo está previsto, todo está programado, le prometieron un futuro brillante antes incluso de su concepción, cuando las más grandes eminencias de la genética se reunieron para elegir a la madre ideal, al mejor espermatozoide de su progenitor, a fin de crear el hijo perfecto y su alter ego femenino. Luego eligieron su escuela, sus actividades, sus amistades…

 

La única vez que expresó un verdadero deseo propio fue en el primer cuatrimestre de este año, cuando se refirió a la posibilidad de seguir la carrera de "comunicación informativa", después de su Middle School. Su tutor, cortésmente, le señaló que no era una muy buena idea para un Windseller fichar para una agencia de com-información, que era mejor mantenerse por encima de esos conflictos mezquinos, como lo hacía su padre.

 

"¿Acaso no cree usted que estamos ya bastante sobreinformados?”, añadió su tutor, algo irónico. Por supuesto, él tenía razón, la “com-info” es omnipresente, te persigue día y noche, sobre todo en época de elecciones. Pero Tao pensaba en los reporteros de "Humanity" que viajan por el mundo siguiendo las guerras y los desastres ambientales, no en la propaganda de Winland y sus campañas político-promocionales.

 

« Vota por la policía BANG-BANG. BANG-BANG, ¡la fuerza contigo!" "Elije RELOADING YOUR BODY, las clínicas que te curan antes de enfermar", "Mmmmm, it’s succulent, baby! SUCCULENT, el candidato goloso." Las empresas están dispuestas a hacer cualquier cosa para captar los votos de los ciudadanos-consumidores. En las campañas, los cominformantes se ensañan, acusan sin pruebas, falsifican entrevistas, manipulan cifras, expanden rumores, todo sirve para ganar las elecciones. El juego merece la pena, ya que el ganador se convierte en el proveedor oficial de Winland durante 4 años, el segundo en el competidor aprobado mientras los perdedores conocerán el limbo del comercio alternativo. Miles de millones de wincoins están en juego y la comunicación informativa es decisiva para la victoria; ya que cuando los Winlandeses rellenan su boletín electoral, esta gigantesca lista de la compra en la que deben elegir sus marcas favoritas, pocos realmente se fijan en los servicios ofrecidos, la filosofía de la empresa candidata en materia de educación, alimentación o calidad del aire, son sobre todo los eslóganes y los escándalos de última hora que motivan los votos.

 

Tao quiso hablar con su profesor de los informes de "Humanity" que él visiona en secreto, pero en el último momento se retractó, dándose cuenta de que en el fondo no estaba dispuesto a arriesgar su vida para contar noticias que nadie quiere escuchar. Su cobardía habitual… Entonces se decantó, sin convicción, por una escuela superior de administración de redes. Mucho más conveniente para él, por supuesto, ya que las elecciones comerciales en el fondo son una gran pantomima, una forma de engatusar a la gente haciéndoles participar. Pero la organización que tiene el poder real es el Comité de gestión y dirección, y su padre es dueño de exactamente 50,1 % de las acciones de Winland Company. Cursando "administración de redes", como la inmensa mayoría de sus hermanos, Tao contribuirá a gestionar la colosal fortuna de los Windseller. Puede llegar a ser administrador sectorial o auditor de empresas político-comerciales, tal vez, incluso censor de hypermind... Para la mayoría de los jóvenes Winlandeses, sería un sueño, pero curiosamente él no siente absolutamente ningún entusiasmo.

Tao aparta su minitigre, se levanta y monta tres policojines para sentarse en una esquina de la habitación.

 

"Pass open. ¿Existe alguna biografía de Abraham Windseller realizada por "Humanity news"?

 

El pass, sorprendentemente, tarda varios segundos en contestar.

 

"Sí. Pero se trata de un documento no autorizado. Consultarlo significa perder un punto en el carné de identidad.

 

- ¿Un punto? Joder, que cabrones.

 

- "Cabrones”, ¿sinónimo de "machos cabríos"?

 

- ¿Sinónimo de ...? Joder con el pass, qué imbécil eres, no tiene remedio lo tuyo. No, olvídalo. Apaga.”

 

Tao suspira. Ya sabe lo que pediría a su padre, su mayor deseo… ¡Dejar de ser su hijo! Sí, éste es su sueño, llevar una pequeña vida anónima y tranquila en una granja rodeada de minianimales. Pero, ¿tendrá el coraje de pedírselo a su progenitor, el patriarca del mundo, el profeta de la nueva era? ¿Él, que nunca se ha atrevido a contradecir a un mayor, él, tan tímido y aún tan infantil?

 

En uno de los cajones de la pared, coge una pequeña tableta de color rosa, un jazmín relajante que muerde con determinación. Luego se pone sus lentes de jugador y continúa con su gran partida de “Arthurian Paladín”. Durante toda la noche será un caballero valiente que protege la naturaleza contra las hordas del mal y los otros jugadores de su red. 

 

1.3

 

Su pass le despierta al amanecer. Tan sólo ha dormido dos horas. Quiere tomar una pastilla antifatiga, pero al final renuncia. Terminará de dormir en la nave, así el viaje se hará más corto. Un día ajetreado le espera, cuatro horas para ir a Dakota, cuatro horas de vuelta, y en el medio, la famosa cita... De pronto la angustia le recorre la espalda y se come un nuevo trozo de relajante jazmín. No mucho, para que el efecto termine antes de las doce y media, la hora de su cita fatídica. Luego baja las escaleras, aún vestido con su túnica de dormir.

 

En la cocina, se encuentra con su hermana Moon, sentada a la mesa detrás de una bandeja de medicalimentos. Parece de mal humor.

 

"Oye, aquí apesta a fluido corporal. Aumenta un poco el oxígeno, que si no, con todos tus gérmenes me vas a obligar a ponerme la mascarilla. Apuesto a que jugaste toda la noche...

 

- Y tú estás más blanca que un módulo sanitario. ¿No tendrás un poco de anemia, acaso?

Moon rompe a llorar y Tao lamenta inmediatamente su respuesta. Su comentario fue particularmente desagradable, su hermana, durante la semana, tuvo que controlar de muy cerca su hemograma.

 

“Lo siento, Moon. No quería… Es esta maldita cita con nuestro padre que me pone nervioso.

 

- No te preocupes, que ya está olvidado. A mí también me da miedo. Daría cualquier cosa por no ir."

Tao se acerca para besar a su hermana, pero se abstiene por temor a contaminarla. Después de pasar por la cabina de desinfección corporal, se lo dará.

 

"Pass, aumenta el oxígeno de la cocina, nivel 2. Quiero un desayuno. Leche de soja, tres galletas de tofu fresa, un kiwi rosa y un Ceilán desteínado."

 

Un minuto después, Tao retira su comida del buzón de los pedidos a domicilio. Un desayuno "Succulent”, el proveedor oficial, no muy fino, pero eficiente. Tao prefiere la comida exótica de “Goodfood", pero esta empresa forma parte del mercado alternativo y hay que moverse para ir a comprar los productos.

 

Kwam Samaki entra en la cocina. Adivina las ojeras debajo los ojos de su hijo y el aspecto lívido de su hija y no puede reprimir mordisquearse ligeramente el labio inferior, signo para ella de extrema preocupación.

 

“Buenos días hijos. Os pondréis vuestros uniformes escolares. No he preparado equipaje, en principio, volveréis a casa esta noche. Pero si estás cansada, Moon, no dudes en pedir la autorización para pasar la noche en Dakota Palace. Y no te olvides tu capucha y tu kit de enfermería por si hay alguna emergencia. Daos prisa, me gustaría que cogierais el tubo antes de las 8:00, nunca se sabe, podría haber colas en las ramificaciones y no quiero que lleguéis tarde a esta cita tan importante."

 

Como dos buenos soldados, Tao y Moon ejecutan las órdenes de su madre. En un cuarto de hora están en el hall, listos para su largo viaje. Al pasar por la compuerta del garaje, Kwam Samaki aprovecha para hacer las últimas recomendaciones a su hijo:

 

"¿Tuviste tiempo para meditar?

 

- Sí, mamá, hasta altas horas de la noche.

 

- Eso es bueno. Pero no te estreses demasiado tampoco. Permanece tenso por dentro pero relajado en la superficie, deja que tu padre haga las preguntas y todo irá bien. ¿De acuerdo?

 

- Sí, lo sé, no te preocupes, mamá."

 

Kwam Samaki le acaricia tiernamente la mejilla, besa a Moon. Acto seguido los niños suben a la nave.

1.4

 

“Pass vehículo, open. A la estación de Tasmania".

 

La nave sale del garaje, se desliza lentamente por las calles de Wilpena Pound, y una vez fuera de la población, aumenta su velocidad para sobrevolar el gran desierto del Sur Australiano. 13 minutos después, Tao y Moon llegan a la estación Tasmania, una inmensa plataforma que reposa sobre el océano.

 

"Coge el tubo del Pacífico, estación Vancouver-Seattle".

 

La espera no es larga, el sistema operativo de la estación ajusta diez vehículos a la misma oruga en menos de cinco minutos, y como todos los vehículos tienen el mismo destino, no habrá más ramificaciones que realizar hasta América. Moon pide al pass que aumente el nivel de renovación de aire y que tiña las ventanas, el sol le daña los ojos y el contacto visual con los pasajeros de las demás naves le molesta.

 

"¿Tú sabes lo que le vas a decir, a nuestro padre?" pregunta de repente, después de un largo silencio, mientras Tao ya empezaba a dormitar.

 

- No, ni idea. ¿Y tú?

 

- Quiero preguntarle por qué nos ha traído al mundo, si no tiene tiempo de ocuparse de nosotros.

 

- En serio, ¿le vas a preguntar eso?

 

- No, yo nunca me atrevería. Pero me gustaría..."

 

Tao sonríe. En el fondo su hermana es como él, se nota que comparten los mismos genes. Sienten igual las cosas, reflexionan de la misma forma... Y sin embargo no dejan de discutir. Tal vez sea esta similitud extrema que molesta tanto a Tao, él no tiene autoestima y no puede soportar ver en ella su propio reflejo. Es lo que dice Mum y es muy probable, pero tal vez sean al contrario las diferencias, las experiencias de ambos, diametralmente opuestas, las que crearon tal barrera entre ellos. Tao siempre ha gozado de una salud espléndida, sin embargo Moon padece desde el nacimiento una enfermedad crónica, una sepsis multiforme que incluso los mayores expertos no logran curar. La chica es inmunodeficiente, hemofílica, fotofóbica y alérgica al aire natural, lo que le obliga, cuando sale, a usar lentes polarizadas y una vestimenta que protege completamente su cuerpo de la luz y de las lesiones. Tao, desde su más tierna infancia, ha pasado la mayor parte de su tiempo cuidándola, jugando con ella cuando se aburría sola en su habitación, consolándola en sus crisis depresivas o haciéndole compañía en el hospital. Incluso tuvo que operarse varias veces a causa de su hermana, cuando hace diez años ella sufrió un terrible ataque de septicemia que infectó la mayoría de sus órganos vitales. Era absolutamente necesario clonar los de Tao... Esta es precisamente la razón por la que su progenitor quiere siempre gemelos, porque son compatibles entre ellos en caso de cirugía clónica. Pero si este gran hombre pensó, con razón, que un gemelo puede salvar la vida de su alter ego, ¿habrá pensado en alguna ocasión que en caso de enfermedad de uno de ellos, son dos vidas que se sacrifican en lugar de una?

Al filo de los años, la brecha entre los dos hermanos se ensanchó y llegaron los reproches. Él era egoísta, superficial y sin carácter, y ella, amargada, neurótica y asocial.

 

"Abraham Windseller... Mi padre… Me pregunto qué clase de hombre debe ser"

 

Moon ha vuelto a despertar a Tao.

 

"No lo sé y si te digo la verdad, no me interesa. Estaremos una hora allí, seremos formales y educados, y regresaremos al redil como si nada. Es un mal momento que pasar, pero lo vamos a superar, no te preocupes.

 

- ¿Sabes que no soy la única de sus hijas que conoce todos estos problemas de salud? Desde hace por lo menos tres décadas, los espermatozoides de nuestro padre se deterioraron, los genetistas ya no son capaces de descongelarlos adecuadamente y el resultado es que casi uno de cada cinco niños sufre de sepsis, como yo.

 

- ¿Y cómo tú sabes esto?

 

- Mamá lo ha descubierto, poniéndose en contacto con otros hermanastros nuestros.

 

- ¿Se puso en contacto con las familias? Creía que esto estaba prohibido antes de nuestra mayoría de edad.

 

- Sí, pero investigó en secreto. Le valió para perder seis puntos en su carné de identidad.

 

- Seis puntos, ¡joder! ¡Cuatro más, y vuelve a Tailandia! No me imagino a mamá viviendo entre los primitivos y los parias.

 

- Ríete, anda. Pero es cierto, mamá arriesgó su nacionalidad por mí. Y creo que nuestro padre lo sabe todo.

 

- No creo... Debe tener otros asuntos en mente para vigilar a todas las mujeres que fecundó. Ni siquiera las conoce, las primeras tal vez se las follaría de verdad, pero ya hace tiempo que no… ¿Te lo imaginas, con 150 años, montando a mamá?

 

- No tiene gracia. Para, eres un grosero.

 

- Y tú, una cursi. ¡26 años y aún virgen!"

 

Otro comentario ofensivo. Moon, a causa de su enfermedad, no frecuenta a casi nadie. No tiene amigos ni "colegasex”. En la calle, anda cubierta de los pies a la cabeza y nadie puede imaginarse la belleza que se encuentra oculta debajo de su traje. Sin embargo, Moon es hermosa, aún más bella que su madre, tiene los mismos ojos almendrados, la misma sonrisa, pero sus rasgos eurasianos son más finos y su mirada más profunda. Los únicos chicos que vieron su rostro descubierto, compañeros de clase que Tao traía a casa, se enamoraron de inmediato. Pero Moon los rechazó a todos. Ella cree aún en el gran amor, en el príncipe azul. Durante todo el día, esperando la llegada de su amante ideal, se refugia en su habitación para dictar a su pass haikus apasionados y relatos románticos imaginados por ella.

 

“- Tao, yo no quiero conocer a mi padre. Deber de ser un loco.

 

- ¿Por qué? ¿Porque sigue haciendo bebés con 175 años sabiendo que son propensos a ser anormales?

 

- ¿Acabas de llamarme anormal? Es muy molesto, sabes... Pero sí, por eso justamente, querer hacer niños con esta edad no me parece muy sano.

 

- Puede ser. Pero en este caso, también son locos los médicos que se lo consienten e incluso las madres candidatas, como mamá… Y mamá no tiene nada de loca.

 

-  Ya. Pero nuestro padre es el que manda. Esta manía por ser eternamente joven, sus ansias por enseñar al mundo que aún es fértil. ¿Ves cómo lo presentan en las noticias? Padre Abraham, el guía, el patriarca de la humanidad... ¡Se cree un Dios!, Y si se encuentra con una de sus hijas "anormales", como tú dices, vete a saber cómo reaccionará. Después de un siglo y medio de poder absoluto, no sé si está acostumbrado a este tipo de frustraciones."

 

Moon está al borde de un ataque de ansiedad, como antes de su última operación.

 

"Hermana, yo entiendo lo que quieres decirme, pero por favor, cálmate. Después de todo, los demás hijos pasaron por este ritual y no están muertos, que yo sepa. Se trata sólo una formalidad, nada más.

 

- No quiero ir y no iré, y punto.

 

- ¿Y cómo lo conseguirás? No hay opción, es imposible evitar el encuentro.

 

- Sí, se puede. ¿Tienes un laserpencil de repuesto?

 

- Claro. Incluso cuatro.

 

- Dame uno. "

 

Ante los ojos atónitos de Tao, Moon parte en dos el pencil. Luego coge uno de los trozos y con un gesto decidido planta la punta rota en su muñeca. Un reguero de sangre cae en la banqueta blanca impoluta.

 

"¿A qué esperas para llamar emergencias? ¿A que pierda toda mi sangre? ", dice con tono sarcástico. Tao, sin pensarlo más, se pone a gritar:

 

"¡Pass open, pass open! Llama a urgencias.

 

- Aquí la estación de Brunei. Le escucho.

 

- ¡Mi hermana es hemofílica y acaba de hacerse un corte en la muñeca!

 

- No se preocupe. Trate de reducir la hemorragia con un pañuelo o un trozo de túnica. Organizamos un aterrizaje forzoso en la estación de Filipinas, estaremos allí en menos de tres minutos. "

 

Moon tiene una sonrisa triunfal.

 

"Escúchame Tao. Hemos peleado por este pencil y en el forcejeo, se rompió y me hice esta herida. ¿Vale? Si todo va bien, en una hora estás en casa, y yo en el hospital. Tan sólo quedan doce días para el principio del viaje de graduación, lo que significa que la próxima cita con nuestro padre tendrá lugar como mínimo dentro de seis meses. Tendremos más tiempo para prepararnos.”

 

- Estás loca, completamente loca, le contesta Tao, mientras está vendando la herida con el pañuelo de su uniforme. Loca, pero… ¡Que valentía! Yo nunca me hubiera atrevido a tal cosa. Te quiero, hermana”, añade en voz baja.

 

- Sabes, cuando una roza la muerte tantas veces, se vuelve capaz de cualquier cosa. Pero esto no es valor, hermano, esto es supervivencia", replica Moon, antes de desmayarse.

Capítulo 2: UAD LAÚ, COSTA MEDITERRÁNEA DEL RIF, ZONA NACIONAL DE MAGREB, 27 de mayo de 2222.

2.1

"- ¿Comandante Che Guevara? ¿Eres tú?

- ¿Qué estás haciendo aquí, Michto?

- Salvatore quiere verte, dice que es urgente. ¿Eres tú?

- No, no soy yo. Dile a Salvatore que estaré en diez minutos. Y ahora, ¡márchate cagando leches!

- Si no eres tú, ¿por qué está escrito "Bienvenido, Comandante Che Guevara " en tu mesa, entonces?

 

- ¿Por qué te habré enseñado a leer? Vale, sí soy yo, es mi seudónimo. Cuando me comunico en la red “intérlope" nunca uso mi verdadero nombre. "Comandante Che Guevara" es una identidad secreta. ¿Y sabes qué, muchacho? Me gustaría que se mantuviera en secreto. Podría ser muy peligroso si cierta gente supiera mi hiperidentidad. Así que muérdete la lengua y no cuentes nada a nadie, ¿entendido? Nadie, ni siquiera a tu colega Ahmed.

 

- ¡Hey, tranqui, Tito! No te preocupes, ya no tengo seis años.

 

- Tienes diez, la diferencia no es tan grande, créeme.

 

- ¿Y el avatar también es el tuyo?

- Sí. Es el holograma que los demás usuarios ven y oyen cuando hablo con ellos. Hiperego, se llama. ¿No crees que se parece un poco a mí?

- Bueno... Un poco, por la barba y el gorro que tiene, como el tuyo. Pero la cara, no sé…Bueno, ¿por qué no? ¿Pero que lleva en la boca? ¿Un palo?

 

- No, es un puro. Antes, hace mucho tiempo, la gente fabricaba bastoncillos con plantas secas, y los quemaban para tragar el humo. Era bastante tóxico, pero les encantaba el sabor que tenía.

 

- ¡Hay que ser gilipollas para tragar humo tóxico por placer! ¿Sabes qué? A mi tu hiperego me parece hiperfeo. ¿Por qué elegiste el icono de este tío?

 

- No lo sé. Vi una vez una story-movie, por casualidad, y me gustó el personaje. Era un pirata que luchó contra los ingleses. Se las arregló para tomarles una isla en el Caribe y se convirtió en el líder de una especie de hipernación paria. Pero un día lo dejó todo para buscar El Dorado y liberar a los Incas. Allí, se perdió en la selva y nadie nunca más lo volvió a ver. Él tenía un lema muy bueno: " El pueblo unido jamás será vencido". Lo copié-pegué para añadirlo a mi firma.

- Sí, la frase es chula, pero tienes que cambiar el avatar. El pseudo también, es demasiado largo y suena fatal".

Tito Darío apaga su laserpencil y suspira, molesto. En fin, intentará comunicarse con la red más adelante, de todos modos, nadie ha respondido a sus mensajes durante toda la mañana. Se levanta de la caja de cannabidiol en barras que le sirve de taburete, toma un trago de té de menta-soja y echa un vistazo a través de la ventanilla del refugio. En el exterior hay calima, un calor extremo con un cielo gris, cargado de arena y partículas tóxicas. Si llega el siroco, se pueden formar huracanes y en este caso, el Estrecho de Gibraltar se volvería intransitable durante varios días, tanto por vía marítima como aérea. En caso de deber abandonar rápidamente el campamento de Uad Lau, sólo quedaría la ruta por tierra para escapar, pero puede estar bloqueada fácilmente por las milicias de hyperMagreb, o peor, por los drones de la base de Winland-Gibraltar.

Darío se apodera de su "lasergun" que le acompaña a todas partes y se dirige hacia la entrada de la vivienda para coger una máscara de oxígeno. Justo antes de ponerla, observa al niño y frunce el ceño.

 

"Y tu mascarilla, ¿dónde está?

 

- Me la ha pedido prestada Ahmed, para ir a coger mejillones.

 

- ¿Pescar? ¿En el mar? ¡Pero este chico está chalado! ¿Cuántas veces he repetido que no se puede comer nada que provenga del mar? ¿Queréis enfermar o qué?

 

- Ya comimos mejillones antes de ayer y todo salió bien. Tenemos hambre, Tito, las raciones son cada vez más escasas.

 

- Lo sé, pero por lo menos tenemos agua potable. Por lo demás, un poco de paciencia, muchacho. Esta noche, si todo va bien, voy a Algeciras y vendo la carga de THC. Vuelvo mañana por la mañana con al menos tres cajas de vegetales deshidratados y buena sémola de trigoarroz. Pero antes, tengo que navegar en "intérlope" para averiguar dónde habrá patrullas por la noche y si hay riesgo de huracanes. ¿Entiendes? Anda, coge mi mascarilla, la necesitas más que yo. Voy a tratar de no respirar demasiado hasta el refugio de Salvatore."

El cuadro de mandos al lado de la compuerta indica la temperatura exterior: 117 grados Fahrenheit, 47 Celsius. Más preocupante, también menciona una fuga en la unión de las paredes de silicio de la vivienda y un desgaste del filtro de oxígeno. La fuga no es muy grave, bastará con inyectar un nuevo parche, pero habría que cambiar el filtro de aire y es imposible encontrar piezas en ningún sitio. Es un refugio del ejército de HyperStates of America, fabricado en 2198 para la guerra del Kamchatka. Darío compró un lote entero en el gran bazar del Bósforo a un mercenario checheno, hace diez años. Unas chozas básicas pero resistentes, como todos los productos "Made in Hiperamerica", pero lleva tanto tiempo llevándolas a cuestas por toda Euráfrica y Westasia que ahora no son ya más que viejas reliquias ni siquiera estancas. Sólo son buenas para el desguace. 

Decididamente, hoy no es un buen día. El clima, la tecnología, y sobre todo la situación del Estrecho, algo ocurre en la zona, Darío no logra saber qué exactamente, pero existen señales preocupantes. El silencio de los navegantes de la red "intérlope” esta mañana, por ejemplo, o el hecho de que vio ayer el interceptor de la base militar de Winland-Gibraltar cerca de las costas de M’diq, cuando hacía meses que no salía de su puerto de origen.

 

Darío se pone el pasamontañas y ajusta su visera, luego ayuda a Michto a colocar la mascarilla y a envolverse la cabeza con su turbante. Ambos salen por la compuerta. La niebla es más espesa que hace unas horas, ya no se puede distinguir el Mediterráneo, ni siquiera la extremidad del acantilado. No hay la más mínima brisa, al menos por ahora, sólo un cielo plomizo, uniforme y blanco, que pesa sobre los cuerpos y adormece la mente.

Salvatore el Sardo vive en la otra punta del campo, diez refugios más lejos. Caminando rápidamente y gestionando adecuadamente su respiración, Darío puede hacer el trayecto inspirando sólo dos o tres veces. Es razonable, sólo es a partir de cinco minutos de exposición al aire irradiado que se hace peligroso para el organismo.

Al llegar a la casa, Michto grita la contraseña del Sardo:

 

"Ave Maria piena di grazia, il Signore è con te."

 

La puerta se abre. El chico quiere entrar, pero Darío lo aparta con la mano.

 

"Tú, vete a buscar a Ahmed. Enseguida.", dice expulsando el último aire de sus pulmones. El niño no insiste y se larga hacia la cala.

2.2

 

Salvatore no está solo, hay por lo menos veinte hombres confinados en su refugio, postrados en las literas o sentados en el suelo en alfombras bereberes. Nurdín, el padre de Ahmed, Farid "El Hadj", Aliú el Senegalés, Ashley "sangre mezclada”, los hermanos Borrachero, Kisko el gitano... Todos los contrabandistas del campamento están reunidos bajo el mismo techo. Darío está preocupado, por lo general es él, el jefe, quién convoca las reuniones. Una iniciativa del Sardo, sin duda alguna, ya que el encuentro tiene lugar en su hogar. Tito Darío no se fía ni un pelo de Salvatore. Nurdín lo llama "el cuervo", por su nariz torcida y su pelo negro y brillante peinado hacia atrás con gomina sintética. Un apodo muy bien puesto, el Sardo es un rapaz, un carroñero. 

 

"- Benvenutto a mia casa, Signore Tito, lanza el anfitrión, con una pequeña reverencia servil.

 

- Salam Aleikum El Caïd, añade Núrdin abriéndose una lata de X-beer.

 

- En Internenglish, si no, me voy de inmediato", contesta Darío, irritado. Cuando sus compañeros empiezan a parlotear en sus idiomas maternos, pronto surgen los malentendidos y la discusión degenera, lo sabe de experiencia. Kisko y " El Hadj " empiezan a quejarse, pero un gesto de Salvatore basta para que se callen y se pongan tranquilamente a programar sus pass para la traducción simultánea.

 

"Bueno, os iba a reunir esta tarde, pero veo que habéis tomado la iniciativa. Así que adelante, soltad lo que ibais a contarme, os estoy escuchando...”, profiere Tito con tono autoritario, sentándose en un puf de poliplástico desgastado.

 

Ashley se atreve a hablar el primero:

 

"Con los huracanes que se avecinan, vamos a tener que quedarnos inmovilizados durante varios días... Y no tenemos nada que comer, Tito. Si la tormenta dura más de una semana, moriremos de hambre. Afortunadamente Salvatore tiene un plan."

 

Todos se giran hacia el Sardo, que se quedó apoyado en la puerta del refugio. Permanece unos segundos en silencio, la mirada prepotente y media sonrisa, antes de declarar:

 

"Sí, Salvatore tiene un plan, un plan buenísimo. Conozco otro campamento donde podremos protegernos del siroco mucho mejor que aquí y comer cuanto queramos.

 

- Muy interesante, contesta Darío con un tono irónico. ¿Y cuántas personas habrá que masacrar para entrar en ese campamento?

 

- A ninguna. Estamos invitados.

 

- ¿Invitados? ¿En serio? ¿Y quiénes son? ¿Militares del hyperMagreb que nos regalan una ración de cuscús con cianuro?

 

- No. Son Chinos.

 

- ¿Chinos?"

 

Darío observa a su interlocutor, desconcertado. Salvatore ríe disfrutando de su pequeño momento de triunfo.

 

"- Sí. China es amiga de los parias. "

 

Todo el mundo reconoce la voz potente de Aliú, que acaba de hablar desde el fondo del refugio. Varios contrabandistas aprueban asintiendo con la cabeza.

 

"¿Amiga? Lo dudo mucho, protesta vivamente Darío. ¿Y qué quieren exactamente a cambio, estos Chinos?

 

Salvatore saca una tarjeta del bolsillo y la muestra a la asamblea:

 

"Ayer, en el zoco de Tetuán, conocí a un Chino que me dio esto. Es un mensaje para nosotros. No dura mucho, sólo doce minutos. ¿Quieres visionarlo?

 

Darío no tiene ninguna gana, pero no tiene otra opción, no quiere correr el riesgo de ofender a sus hombres.

 

- Anda, dispara".

 

Salvatore coloca la tarjeta en la puerta, dónde aparece un holograma de una hermosa China, y en el fondo un paisaje idílico de arrozales, bosquecitos de bambú y panes de azúcar. La chica comienza a hablar en perfecto internenglish:

 

"Un saludo, camarada apátrida, víctima del neo-globalismo sanguinario de Winland y de sus hipernaciones satélites. China es tu amiga".

 

Darío suspira al darse cuenta que va estar obligado en tragarse casi un cuarto de hora de propaganda. El Imperio Popular de China es una dictadura, al menos tan sangrienta como su enemigo el Winland, él no se deja engañar. Lo sabe a ciencia cierta, porque se tomó la molestia de aprender a leer e instruirse sobre el mundo que lo rodea, a diferencia de sus compañeros, todos más ignorantes y crédulos.

 

De pronto, aún al principio de la proyección, siente un dolor fulgurante en la cabeza, justo encima de los ojos. Encefalitis, probablemente causada por la canícula, el estrés de la situación, o quizás el holograma especialmente brillante de la asiática. No le sorprende, todos los elementos estaban reunidos para una nueva crisis de migraña, este maldito dolor de cabeza que nunca lo abandona desde hace ya más de un año. Por suerte, siempre lleva con él un pedazo de cannabidiol, la única medicina capaz de atenuar sus crisis. Mordisquea con celeridad la barra y la desliza de nuevo en el bolsillo, aprieta sus cejas gruesas y sus pómulos huesudos con los dedos para contener el dolor. Por último, se endereza en su asiento, buscando la mejor postura. Debe a toda costa ocultar su malestar, no quiere que sus hombres conozcan su debilidad, y se centra en lo que cuentan los Chinos, tan importante para su tropa. Afortunadamente el mensaje es fácil de entender.

 

"¿Entonces?", pregunta Salvatore a quemarropa justo al acabar la proyección.

 

Darío se rasca la barba y parpadea varias veces antes de declarar:

 

"Si lo he entendido bien, habría un campamento chino, que actualmente atraviesa el Magreb captando parias para mandarlos a China. Se nos promete la nacionalidad china y un trozo de tierra en Siberia, que la Emperatriz acaba de conquistar generosamente para dar cabida a todos los parias de la tierra. Habría espacio suficiente para todo el mundo,  se puede respirar sin mascarilla e incluso cultivar féculas y cereales sin peligro de radiación. Visto así, es una oferta que parece tentadora...

 

- Sí, eso es exactamente, contesta el Sardo encantado. Vienen a recogernos en furgones seguros, pueden llevarnos incluso en plena tormenta. Sólo hace falta llamarlos... ¿Cómo lo ves?”

Todos los ojos están clavados en el jefe, presa de repente de una extraña sensación de mareo. Se esfuerza para responder:

 

- ¿Qué cómo lo veo? Que estáis dispuestos a venderos como esclavos por un plato de féculas, eso es lo que pienso. Maldita sea, ¿pero nunca habéis oído hablar de los campos de trabajo Chinos en Siberia, o qué? ¡Millones de personas son deportadas allí cada año! Si visionárais otra cosa a parte de porno en 4D o partidos de Bloody-ball, lo sabríais, ¡joder! "

 

La réplica cae como un cubo de agua fría en la asamblea. Darío se da cuenta de inmediato del carácter hosco de su intervención, con un tono de cólera que no ha sabido reprimir. La culpa es de la maldita jaqueca que hormiguea en su cabeza y le punza el sistema nervioso. Continúa, obligándose a adoptar una actitud más conciliadora:

 

"Si queréis, yo también os emito reportajes. Un programa de "Humanity news" sobre los campos de China, por ejemplo. Cuando descubráis lo que la emperatriz está haciendo con su propio pueblo, os podréis imaginar cómo trataría a un pequeño grupo de apátridas anónimos como vosotros...

 

- ¿Y qué nos prueba que tus informes dicen la verdad y no el mío? ", replica Salvatore, con un aire de superioridad absolutamente insoportable. Darío está a punto de pegarle un manotazo en su sucia nariz de cuervo.

 

- ¿Y qué me prueba que China existe, ya que estamos? Sinceramente, haced lo que queráis, id a donde os apetezca, pero al menos os he advertido. No os vayáis con los refugios, porque son míos y no dudaré en matar a cualquiera que intente robármelos."

Sigue un estruendo ensordecedor. Las opiniones difieren y cada uno retoma su lengua materna para gritar más fuerte que los demás sus argumentos. Darío ya no aguanta  más, la cacofonía le es intolerable y su dolor de cabeza cada vez más estridente. Decide aprovechar el desorden para salir del refugio. Cómo no tiene su mascarilla, que prestó a Michto, avanza hacia el baúl donde Salvatore habitualmente ordena el material de la vivienda, para coger una de repuesto. Pero el sardo le bloquea el camino apuntándolo con su lásergun en la nuca.

"¿No me digas que serías tan estúpido como para disparar dentro de un refugio?

 

- ¡Vaffanculo Darío! No toques esto, es mío.

 

- Tienes por lo menos tres mascarillas aquí, ¿no me prestas ninguna?

 

- No, cada uno con sus cosas. Márchate ahora mismo"

 

Todo el mundo acaba de callarse para no perderse la escena. Darío se gira lentamente y fija la vista en su contrincante con los ojos medio cerrados. El dolor, indecible, rezumba en sus sienes y alimenta su rabia.

 

"Cada uno con sus cosas, perfecto, Salvatore... En este caso… ¡fuera de mi refugio! "

 

Sin avisar, el jefe se abalanza sobre su rival y le arrebata su rifle. Luego lo agarra por el cuello y lo arrastra hacia la salida. El hombre trata de impedírselo, pero Darío lo suelta y le asesta una buena docena de patadas. Salvatore se pone a lloriquear, chorreando sangre pero el otro se ensaña, histérico, delante de los ojos atónitos de la asamblea. Finalmente, Darío abre la puerta, decidido a precipitar a su víctima fuera del refugio, pero en el último momento renuncia y libera a su presa, que se cae medio muerto en el suelo.

2.3

Retomando su aliento, Darío se da cuenta que su encefalitis se ha marchado tan repentinamente como había aparecido. Su acceso de furia ha barrido el dolor, a menos que sea por la tormenta ciclónica tan temida, que finalmente acaba de estallar. Se oyó un trueno a lo lejos, seguido inmediatamente por un aguacero torrencial que tamborilea el techo de la vivienda y mancha las ventanas de gotas gordas y negruzcas. En el refugio, nadie se atreve a pestañear. La tormenta y la demostración de fuerza del jefe han logrado disipar cualquier atisbo de rebelión. Darío, exultante, liberado de las garras que encerraban su mente, se ríe a carcajadas.

 

“¿Qué? ¿Os asustan los relámpagos, chicos? ¿A qué esperáis para llamar a los Chinos ahora?"

 

Darío, desafiante, observa uno por uno a sus hombres. Ninguno se atreve a mantener su mirada, excepto Nurdín, que lo mira con aire de desaprobación.

 

"¿Algún problema, Nurdín?, pregunta el jefe, arrogante.

 

- Sí, un problema, un problema grande, “Caíd”. Y tú no das la impresión de que lo estés viendo. La tormenta ha llegado y no queda nada de comer. No somos tan estúpidos como tú crees, sabemos perfectamente que el plan de los Chinos puede ser una estafa, pero si esto no cambia, habrá que llamarlos de todos modos. Si acaso nos hacen prisioneros, por lo menos seremos esclavos, pero vivos, ¿entiendes? Así que puedes chulearnos y reírte de nosotros todo lo que quieras, no tienes nada más que ofrecernos. Lo siento, Tito, pero ésto es exactamente lo que pienso."

Darío no esperaba en absoluto este comentario, sobre todo por parte de Nurdín, que por lo general se mantiene alejado de los conflictos. Y al parecer, la opinión que acaba de expresar es la de todos. El Hadj, que estaba curando a Salvatore, y Ashley empiezan a aplaudir, pronto seguidos por los demás contrabandistas. El Caíd, picado en su orgullo, vocifera:

 

"¡Cómo que no tengo nada que ofrecer! ¡Eso no es cierto! Dejadme deciros lo que yo voy a hacer… Exactamente lo que siempre he ido haciendo para ganarme el pan estos últimos años. Cruzar este maldito Estrecho de Gibraltar para cambiar la mercancía por comida.

 

- ¿Ahora? ¿En medio de la tormenta? Pregunta Ashley con sorna.

 

- Sí, ahora. Claro, es arriesgado, pero ya ves, creo que es la solución menos mala. Con un poco de suerte y si conduzco correctamente, no habrá problemas."

 

"Desafía la muerte y la gente te temerá", Darío puede verificar la exactitud de este proverbio bereber que oyó hace unos días, precisamente de la boca de Nurdín. Los contrabandistas asienten, fascinados. El jefe está retomando su autoridad sobre ellos. Tan sólo le queda la estocada final y la victoria está garantizada. Continúa:

 

"Por supuesto, cuando vuelva con los víveres, repartiré entre todos y habrá suficiente comida para todo el campamento durante al menos un mes. Sólo pido que esperéis tres días. Tres. Si no estoy de vuelta el sábado a mediodía, podréis llamar a quien se os antoje, pero antes ni hablar."

 

En el refugio suena de nuevo un estruendoso aplauso, pero esta vez a favor del líder, dispuesto a arriesgar su vida para alimentar a sus tropas. Darío, después de una buena ovación de varios minutos, retoma la palabra:

 

"¡Escuchadme! ¡Escuchadme! Aún quiero aclarar una cosa importante. Acabo de decir que si vuelvo, compartiré mi comida con vosotros. Esto es cierto. Pero no creáis que lo haré por generosidad, no... Lo haré por interés. Porque sé que la unión hace la fuerza, y que sin el grupo la supervivencia se hace casi imposible. Si los polis o los otros clanes parias evitan atacar nuestro campamento, es porque tenemos por lo menos veinte rifles para defenderlo, nunca lo olvidéis, chicos. Lo mismo para el contrabando, cuando más numerosos seamos, mejor, así se pueden hacer turnos y evitar tomar la mar cada día. Pero si hay personas que no juegan limpio, entonces todo se va al garete. Todo. Y eso no lo voy a tolerar. Así que cuando traiga la comida, os pediré algo a cambio de vuestras raciones: vuestra fidelidad. Y esta vez, me vais a obedecer a raja tabla. Se acabó la democracia aquí."

 

Tan pronto como termina el discurso, los dos hermanos Borrachero se levantan como un solo hombre y se ponen a gritar "¡Viva Tito El Caíd!" blandiendo sus gunes. Los demás bandidos le contestan, al unísono: "¡Viva!" Siguen las aclamaciones y la reunión se convierte rápidamente en una juerga. Kisko el gitano improvisa un himno en Hispano-bereber acerca del gran jefe Darío. Otros marcan el compás en las tablas de las literas, mientras los Borrachero destapan X- beers y alcohol de taurina a toda velocidad comentando que si se han quedado sin comida, al menos hay bebidas suficientes para emborracharse durante años. Darío se siente tranquilo y orgulloso de haber dado esperanzas a los suyos. Por lo menos durante tres días...

 

Se acerca a Salvatore mientras que Farid "El Hadj" está atendiéndolo en una de las camas del fondo del refugio. El Sardo tiene la nariz fracturada, tal vez incluso alguna costilla, pero nada que Abdel, el matasanos del campamento, no sepa arreglar. El Caíd le susurra al oído:

 

"Salvatore... Te perdono, a condición de qué tú también me perdones. ¿De acuerdo? "

 

El sardo acepta moviendo ligeramente los labios. Tito le enseña el objeto de la controversia, la famosa mascarilla de oxígeno que Salvatore no quería prestar.

 

"¡Ah! Y por supuesto te tomo esto prestado."

 

Luego se levanta y deja el refugio discretamente, cuidando que los hombres, demasiado preocupados por la bebida y el cante, no adviertan su partida

2.4

 

Camina penosamente, resistiendo a la borrasca que lo empuja hacia el barranco o amenaza con aplastarlo en el suelo. Las ráfagas de arena y de lluvia le obligan a andar a ciegas. Afortunadamente, Darío conoce el camino de memoria y llega sin grandes apuros a su hogar.

 

"¡Hasta la victoria siempre!"

 

Debe gritar dos veces su código de entrada, por el silbido que hace el viento en su amplífono.

 

Aparte de Nurdín, que se quedó con Salvatore y los demás bandidos, todos los componentes del refugio están allí, incluyendo Ahmed y Michto que acaban de regresar de la cala. 16 personas se alojan en la cabaña, que tiene una capacidad máxima de 10 y un filtro de oxígeno gastado. El aire está saturado, huele a barro, ropa rancia empapada por la lluvia. Pero ¿de qué sirve quejarse ahora?, piensa Darío. Dentro de diez minutos, ya no estará allí, y de todos modos, está fuera de cuestión expulsar a nadie. Oliveira no, a pesar de su mal carácter es el mejor mecánico en 50 kilómetros a la redonda, ni tampoco el viejo Bachír, un ex contrabandista que se volvió ciego  y que los miembros del refugio, por compasión, aceptaron alojar.

Michto está sentado en una litera, jugando al láser-game con su amigo Ahmed. Darío ha decidido no decirle nada de su viaje, así evitará despedidas dolorosas y lágrimas. Pero mientras selecciona en su baúl los objetos que le serán útiles para su travesía, no puede dejar de observar al niño en secreto. Los ojos verdes, ligeramente achinados, los pómulos altos y la melena rubia, es la viva imagen de su madre, Nadia, la pareja de Darío durante 5 años. Estaba loco por ella, y aún ahora, dos años después del fatal accidente de Nadia en el puerto de Tesalónica, una profunda sensación de vacío y desánimo se apodera de él cada vez que piensa en ella. Por lo menos queda Michto. Darío se convirtió en su tito, casi su padre. En cualquier caso, se comporta como tal, se desvive por él y lo protege como una loba. Este chico es su única familia. No tendrá nunca hijos naturales, pues como la mitad de los varones de este planeta, es estéril.

Aparta la mirada del muchacho para concentrarse en las cajas que tiene que cargar. Su garganta empieza a apretarse y no quiere llorar, Michto lo podría notar y sobre todo, las lágrimas podrían desencadenar otra migraña, no es en absoluto el momento. Empuja tres cajas de cannabidiol al garaje adosado al refugio. Oliveira lo observa atentamente y le pregunta qué está haciendo. Contesta que va a poner la mercancía en un lugar seguro, y que volverá en breve. La explicación basta para el Portugués y Darío logra entrar en el garaje sin que Michto haya reaccionado.

 

Carga su vehículo. Una "Speedway 2216 anfibia", la más rápida del campamento, que robó el pasado verano a un niñato de Winland perdido en un trekking en el Sahara. Por precaución, desconectó el sistema de control oral y el dispositivo de conducción automática conectados a la red de Winland y desde entonces debe realizar todas las operaciones manualmente, como en el siglo 22. No es el único cambio que Darío hizo en el dispositivo, también acondicionó varios escondites para la mercancía y pintó la carrocería, roja de origen, de color gris arena.

Se sienta en la cabina, conecta su arnés magnético de seguridad y justo antes de ponerse el casco, reza en voz alta: "Dios de Moisés, de Cristo, de Mahoma, ten piedad de nosotros." A pesar de ser de familia católica, Darío se convirtió al culto ecuménico, en auge en toda Euráfrica. No es practicante, ni siquiera es estrictamente creyente, pero en ausencia de certezas quiere a cualquier precio mantener intacta su esperanza en un Dios que amaría universalmente a los seres humanos, más allá de sus religiones y sus diferencias, un Dios que otorgaría un paraíso para los hombres de buena voluntad y que castigaría a los malvados en la otra vida. Si un día su esperanza se desvanece, Darío sabe que habrá perdido las ganas de vivir.

Pero el Dios que él espera no interviene en los asuntos terrenales. Darío no cree en la baraka, ni en el karma, ni en el destino. Para salvar su pellejo, sólo puede confiar en sí mismo, en su destreza de piloto y su pericia para analizar correctamente las situaciones. Intenta vaciar su mente de cualquier pensamiento que interfiera con su conducción, mientras desliza su tarjeta en la ranura del salpicadero para arrancar el vehículo. Ahora, nada existe, ni los hombres ni Michto ni Nadia, ni siquiera Dios, sólo existen él y la ruta.

Elige ir hacia el mar abierto en lugar de circundar la costa. Tiene miedo de que el viento lo estampe contra los acantilados. Por supuesto, el viaje será más largo de lo habitual, al menos una hora y media y 200 kilómetros más, pero la ventaja de la situación es que no se cruzará con policías durante la travesía, no están tan locos como para ir a patrullar en una tormenta huracanada. Además, en mar abierto no existen obstáculos. Él no ve estrictamente nada a través de su parabrisas, sólo humo ocre y volutas borrosas que le permiten más o menos adivinar la dirección de los vientos. Afortunadamente, pirateó en su pencil un radar que le transcribe los paisajes que supuestamente está sobrevolando. Pero el hecho de avanzar así, casi a ciegas, es muy angustioso e inconscientemente comienza a desacelerar.

 

Se da cuenta de su error en el último momento, cuando de repente una ráfaga lo desvía de su ruta para conducirlo hacia el ojo de un huracán. En un tiempo récord, endereza su posición y acelera a fondo para escapar in extremis del tornado. Este breve momento de pánico le da una lección: debe absolutamente evitar conducir por debajo de 200 kilómetros por hora. Entonces, sigue acelerando, con el estómago vacío y la garganta seca, con la sensación extremadamente desagradable de precipitarse de cabeza hacia una pared.

 

Después de cincuenta y cinco minutos, el radar le avisa de que se está acercando a la costa ibérica. Darío ve perfectamente la roca de Gibraltar y la Bahía de Algeciras en su pantalla, pero es absolutamente incapaz de divisar nada por el parabrisas. La niebla es muy densa y la fuerza del viento increíble tan cerca de la costa. Darío oye como azota la carrocería de titanio de su nave y nota como su palanca de mandos vibra anormalmente. Intentar un aterrizaje forzoso en estas condiciones sería más que una temeridad, sería un suicidio.

 

Adiós a Manolo Barrigón, su contacto en Algeciras. Darío debe continuar su ruta. Decide dirigirse hacia el noroeste, pensando que los sirocos generalmente se mueven en la dirección opuesta, y por lo tanto hay más posibilidades de salir de la tormenta. Espera no tener que desplazarse más de quinientos kilómetros. Las baterías solares no pueden durar mucho más tiempo y se niega a encender los acumuladores de energía eólica, el motor perdería potencia.

Sólo veinticinco minutos más tarde, celebra la decisión que ha tomado. Como era de esperar, las nubes se disipan y comienzan a distinguirse los picos agudos de la Sierra de Cádiz. Dentro de poco, entrará en el delta del Guadalquivir y seguirá río arriba hasta Sevilla. Allí conoce otros receptores posibles para su mercancía. Menos generosos que Manolo de Algeciras, pero será un mal menor.

 

Por desgracia y también probablemente, por exceso de confianza, no ve, abajo en la llanura, un puntito verde que parpadea. Un interceptor de hyperIberia acaba de lanzarle una flecha láser. El vehículo cae en picado. Darío logra con dificultad evitar la colisión contra unas rocas, y gira en dirección de un pantano que adivina entre dos dunas. Quiere frenar, pero la palanca de mandos no responde. Entonces, dándose cuenta de que el accidente es inevitable, adopta la posición fetal y reza para que el campo de fuerza del  dispositivo del vehículo sea suficiente para absorber el choque.

"Dios de Moisés, de Cristo, de Mahoma. Ten piedad de mí."

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Capítulo 3: NUEVA SORBONA, HIPERNACIÓN DE PARIS-VALOIS, 28 de mayo de 2222.

 

3.1

8:27 A.m. Sólo hay diez estudiantes en el aula. Leila insistió en su presentación holográfica, le gusta que los estudiantes asistan físicamente a sus clases, es más dinámico, más agradable y permite entenderse mejor. Pero la nueva generación odia el contacto directo y abandonar su confortable hogar para salir a la calle. Una paradoja si se piensa que estos jóvenes se dedicarán al periodismo o la sociología... Ha quedado muy lejos aquel año 2198, cuando los estudiantes exigían la igualdad global y el equilibrio planetario, piensa Leila, con una pizca de nostalgia. Mira la pared frente a ella, donde están proyectados todos los datos de su clase, sus notas escritas, Leila prefiere leer de la forma tradicional, odia usar los auriculares "memo", así como el número de estudiantes conectados, 507 por ahora, los indicadores de reacción estudiantil con pantalla para las preguntas más relevantes y por supuesto, la hora, 8:29:35. La clase empieza a y media. Tan sólo tiene tiempo para colocar su mechón rebelde detrás de la oreja y dibujar una sonrisa de circunstancia.

 

"Buenos días y bienvenidos a nuestro curso de Historia Contemporánea Planetaria de primer año. Soy Leila Husein, periodista e investigadora de la "fundación Humanity", vuestra profesora para este segundo cuatrimestre."

 

Leila no puede ocultar una mueca de disgusto al considerar que ya tiene siete estudiantes que han encendido la luz "no lo entiendo, ¿puede repetir?" ¡Esto promete!

 

"Nuestro programa incluye el período que va de 2069 hasta nuestros días, o sea exactamente un siglo y medio. Naturalmente, empezaremos, en esta primera clase, hablando de los años 2069-2078, el gran "bug" y la primera guerra global que llevó a la humanidad hacia una nueva era, que suelen llamar  "la era de la globalidad asimétrica". Más adelante veremos que existen otros apelativos posibles, tal vez más exactos, como "neo-feudalismo " o " apartheid global".

 

Leila echa un vistazo a los contadores. Tan sólo quedan 402 estudiantes conectados, y "es aburrido " es la razón dada por el 90% de los desertores. Habitual, especialmente con estudiantes de primer año, pero decide renunciar a su introducción metodológica para evitar la hecatombe.

 

“Resumo brevemente los hechos de la primera guerra civil, para refrescaros la memoria. El 2 de abril 2069, surge el "big bug", un virus de origen desconocido que en menos de una semana borra casi todos los datos de "Internet", la red global de aquel entonces. La causa exacta de este bug aún queda por demostrar: ¿Un ataque de los grupos anti-globalización, particularmente virulentos en la red en los años 2060? ¿Una célula ciber-jihadista basada en Indonesia? O simplemente, ¿Un fallo casual intrínseco al sistema? Estas son las tres hipótesis más plausibles, aunque los investigadores actuales se inclinen más por esta tercera versión, el disfuncionamiento de una red vieja de 70 años, frágil y sobresaturada, descartando la teoría del terrorismo político-religioso que prevaleció en el siglo 22. Pero la cuestión dista mucho de estar resuelta. De hecho, se trata de uno de los grandes enigmas de la historia, particularmente difícil de resolver. Dada la naturaleza del bug, la gran mayoría de los documentos de la época desaparecieron, y los que tenemos son a menudo indescifrables”.

 

El 14,9 % de los alumnos piensan que la profesora es subjetiva, y el 15,1% no entiende nada. Un equilibrio casi perfecto entre las mentes formateadas y las cabezas huecas, piensa Leila, a menos que sean los mismos que pulsan las dos luces al mismo tiempo. Sin embargo, debe ser cautelosa, si la mitad de los estudiantes hace a la vez el mismo requerimiento, deberá detener su exposición y aclarar el punto en cuestión. Es la regla de la fundación, al menos para las universidades "Humanity” de Euráfrica. Prosigue, cuidando especialmente el aspecto didáctico de su clase.

 

"El "big bug" provoca una catástrofe social, económica y política sin precedentes. El dinero pierde su valor, los intercambios se hacen imposibles y los gobiernos estatales, privados de sus sistemas operativos, ya no ejercen ningún control sobre los ciudadanos. Una guerra civil estalla, a escala global, que durará casi una década. En China, se trata de una revolución que dura 25 años y acaba con la restauración del Imperio. En el resto del mundo, los antiguos conflictos se vuelven a activar, ya que Estados Unidos pierde la posición de gendarme mundial que tenía hasta entonces. Guerra indo-pakistaní, árabe-israelí, Germano-Turca... Paralelamente, se producen gigantescas olas de migraciones, incontrolables por los estados, por parte de poblaciones que huyen de las guerras y encuentran asilo en Europa, China o Estados Unidos. Más de 200 millones de entrantes en la "Unión de Naciones Europeas ", en tan sólo diez años, la casta nueva de los "parias" o " apátridas" acaba de aparecer”.

 

Leila sigue con este ritmo durante casi media hora. En vez de una lista detallada de todos los desastres de la época, prefiere centrarse en el impacto socio-político del “bug” para una civilización que, de pronto, pierde el dinero e internet, sus dos principales herramientas para gobernar el mundo. Habla de los totalitarismos en Euráfrica, de los genocidios, de las armas químicas y bacteriológicas, por supuesto, pero también del mercado negro, del trueque, de la neo-esclavitud y las relocalizaciones. Su discurso es didáctico, ilustra su clase con iconos impactantes y mapas interactivos, el número de alumnos perdidos no ha aumentado demasiado, y el de los desacuerdos ideológicos estabilizado por debajo del 20%.

 

Mejor, ya que ahora le toca hablar de Abraham Windseller. Este año, es el 175 cumpleaños del gran “admin”. La com-info del Winland machaca con el tema desde hace meses, presentando, evidentemente, una visión totalmente edulcorada y maniquea de su biografía. El resultado puede ser desastroso para los cerebritos estudiantiles.

 

"Por supuesto, todos sabéis cómo terminó el conflicto, se habla de esto en todos los espacios de la red. Pero me gustaría que dejemos a un lado la visión, tal vez un poco simplista, de ciertas story-movies comerciales. Abraham Windseller no es ese héroe ecologista, humanista y científico superdotado, que salvó al mundo en solitario y trajo la paz, redactando en una noche los 10 mandamientos del Tratado hipernacional. La realidad es por supuesto mucho más compleja. Sin embargo, se debe reconocer que Abraham Windseller es una figura fundamental, no sólo para los años 2069-78, también para el siglo y medio que seguirá. Podemos incluso, sin duda alguna, otorgarle el premio a la personalidad más influyente de la historia de la humanidad. De hecho, antes de él ¿Quién habría podido presumir de reinar sobre más de la mitad del mundo durante 150 años?”.

 

Al 35% de los estudiantes no les gustó esta manera trivial de presentar al gran admin’. El terreno está minado, piensa Leila. Afortunadamente, decidió no integrar a su clase la biografía de Abraham Windseller que codirigió el año pasado con su amigo el doctor Hessel, para la "Humanity news”. Demasiado complicado para un primer año universitario, y sobre todo muy polémico. Hasta tal punto que visionarlo está sancionado en Winland con la pérdida de un punto de nacionalidad.

Leila lanza, a modo de ilustración, una vieja foto de 2075. El retrato de Abraham Windseller, con su sombrero de boy-scout tan característico, sus pecas y sus rasgos infantiles que le valieron el apodo de "Dakota Kid”.

“Abraham Julius Windseller nació el 21 de diciembre de 2047, en Sioux Falls, Dakota del Sur. Es el único hijo de Jacob, pastor metodista, y de Rebecca, que murió en un accidente automovilístico cinco años después de su nacimiento. Abe, atormentado por el recuerdo de su madre, fue un niño introvertido y taciturno con bajas calificaciones académicas, hasta que un día, un psicólogo escolar descubrió sus excepcionales capacidades intelectuales. A los 11 años, su padre lo envió a un internado en Washington, donde recibió una formación específica para niños superdotados. Este período de la infancia y de la adolescencia, sin duda, sirve para explicar el carácter de Abraham y su visión del mundo. La muerte, vivida como un trauma, una visión muy peculiar de la familia y de las relaciones humanas, la moral protestante, estos tres elementos recurrentes de su filosofía se forjaron en su más temprana edad.

Abe tiene solamente 21 años cuando ocurre el "big bug”. Aún no ha terminado sus estudios en el doble ámbito de la informática y la neurología, pero por suerte para él, la tesis que está redactando trata precisamente de las alternativas a la red Internet y a la computación celular. Idea un sistema revolucionario que propone adoptar el modo de funcionamiento del cerebro humano a la red informática y el método de transmisión neuronal como sistema de intercambio de datos entre ordenadores. La red "hypermind", que todos conocemos, tiene la gran ventaja de no usar satélites, perdidos en el “bug”, sino neurotransmisores terrestres de 200 kilómetros de alcance”.

 

Ningún problema, todo el mundo sabe lo que es la neuroinformática. Los chicos, en el fondo, no son tan ignorantes. Justo antes de continuar, Leila dirige una sonrisa a una de las pocas estudiantes que asisten físicamente a su clase. La muchacha está tomando apuntes con un palillo en una pequeña tableta de silicio. Es agradable ver que algunos jóvenes aún conocen la escritura manuscrita. Vuelve a peinar su mechón rebelde, y sigue.

“El joven Abraham presentó su proyecto en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, sin éxito, pero fue recibido con entusiasmo en "Surfin’ wave" el gigante de las comunicaciones. Inmediatamente se creó un prototipo que funcionó de maravilla, y acto seguido, se fabricaron los primeros “neuro-terminales” en una fábrica secreta de Dakota del Norte. El producto fue un gran éxito. Rápidamente, otras grandes empresas nacionales y multinacionales se unieron al sistema "hypermind", la red más fiable en esos tiempos turbulentos. En 2073, Dakota Kid decidió crear el "wincoin", una nueva moneda virtual para estandarizar los intercambios en su red. Fue un éxito rotundo, en muy pocos meses se convirtió en el administrador del mercado financiero más grande del mundo, el único fiable después de la caída de los mercados bursátiles y de las divisas nacionales. Abraham aún no había cumplido 24 años”.

El tono de la voz de Leila es muy neutral, monótono, y provoca poca reacción por parte de los estudiantes, aparte de “es aburrido”. Ella lo sabe, su clase es aburrida, pero no tiene otra opción. Resume brevemente el punto dedicado a la fundación de Winland, el 22 de enero de 2076, centrándose en los motivos que llevaron a Abe a buscar un territorio independiente y seguro para implantar las empresas de su red. Evoca la negativa del Presidente de los Estados Unidos, Willy Rodríguez, a ceder los dos estados federales de Dakota, y la aceptación de esta misma solicitud por el gobierno australiano, que vende un territorio tan grande como los dos Dakotas en el Norte de su Isla continental, totalmente desierto, para fundar un nuevo país, Winland.

3.2

 

De repente, mientras empezaba la última parte, el pass personal de Leila empieza a bipear. Un mensaje de Mike, prioridad 3, "¿Un desayuno después de tu clase? ¿En el eat’n’drink del monte Crosne, dentro de 20 minutos?”. Ella odia recibir alertas en plena clase, y Mike, su colegasex abusa de las llamadas de emergencia. No va a cortarse en decírselo, dentro de un rato. O mañana tal vez, con este tipo de llamadas, tiene ganas de darle plantón.

 

Continúa en un tono tal vez más vehemente de lo que desearía.

 

"Todo esto nos lleva al gran Tratado hipernacional, redactado por Abraham Windseller y firmado el 28 de diciembre 2078 por 73 jefes de Estado y representantes de las más altas esferas de la economía mundial. Un documento que continúa en vigor hoy día. Contrariamente a lo que nos quiere vender la com-info Winlandesa, no se trata de un tratado planetario, China siempre se ha negado a firmarlo y la India, Euráfrica y Westasia lo ratificaron 68 años más tarde, después de la segunda guerra civil mundial. El Tratado, en 2078, sólo concierne a las regiones costeras del Pacífico, que se convierte en el centro del comercio mundial, el nuevo "Mare Nostrum" de la era contemporánea y en el que destacan Winland, por supuesto, su aliado "HyperStates of América”​, "Sunrising", un conglomerado político-financiero del Extremo-Oriente, algunos países de América Latina e Indonesia.

 

Otra confusión, que también se debe a la com-info Winlandesa, es pensar que el tratado de 2078 tiene un alcance humanitario y universal, como lo tenía la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948, que servía de referencia para la era anterior. El tratado de Windseller no se interesa ni lo más mínimo en la humanidad, se dirige exclusivamente a una pequeña élite del 5% de la población mundial, así como a líderes de las principales macroempresas del planeta, para ofrecerles unos lugares seguros donde puedan vivir y comerciar libremente. En todos los estados del mundo, se crean zonas francas internacionales, las famosas "hipernaciones", que utilizan la misma red, la misma moneda y se comprometen a cumplir los 10 puntos del Tratado en su perímetro. Estas estaciones son los únicos lugares autorizados para el uso de hypermind, y, según el punto nº 3, no pueden exceder el 5% de la población o de la superficie de su país de procedencia. La principal obsesión para los signatarios del Tratado es evitar zonas virtuales fuera de ley, los virus y el ciber-terrorismo, que tanto daño habían causado durante la guerra. Por lo tanto Abe Windseller rechaza categóricamente la idea de una sola red válida para todos los habitantes del mundo. Elige perpetuar el modelo liberal y globalitario de antes del “bug”, pero esta vez, en un círculo cerrado, únicamente para las clases más privilegiadas del mundo. Un sistema hermético de organización social que excluye totalmente al pueblo, considerado como peligroso e improductivo. En definitiva, es un gigantesco "apartheid global".

Con el tratado, se define un sistema de organización "neo-feudal", que cuenta claramente con tres castas totalmente impermeables. Los hipernacionales, la nueva aristocracia de hoy en día, que representan el 5% de la población y viven en la opulencia de sus burbujas securizadas, los nacionales, privados de la red "hypermind" y de los intercambios mundiales, que viven a la sombra de estas burbujas y dependen de ellas, y por fin, los parias apátridas, que no tienen ningún derecho, ninguna existencia legal, los que en Winland llaman “infrahumanos”.

43% de desacuerdos ideológicos. Leila tal vez ha sido un poco visceral, pero lo de Mike la ha fastidiado, y de todos modos, en el fondo, no le molesta tanto la provocación, de vez en cuando. ¿Acaso no es éste su trabajo, el de despertar las consciencias de la juventud? En cualquier caso, son las 9:48 y la clase casi ha acabado, si no desvaría al final, no alcanzará la barrera fatídica del 50% de insatisfechos.

“Para concluir, me gustaría insistir en el gran  ganador de la guerra. Winland, por supuesto, un estado que acaba de nacer y que, gracias al Tratado, conocerá enseguida un desarrollo excepcional. En efecto, hypermind no es sólo la red de las hipernaciones, es también y sobre todo, la de Winland. Al final de la guerra, era aún un país de tamaño medio y sin apenas habitantes, pero en la década de 2080, cuando Winland se fusiona con el resto del continente australiano y Abe Windseller abre el país a la colonización masiva, se crea el desequilibrio y se convierte en un gigante en comparación con las otras hipernaciones, limitadas geográfica y demográficamente por el punto nº 3 del Tratado. En 2100 Winland ya cuenta con 100 millones de habitantes, cinco veces más que “HyperStates” o “Sunrising Japón-Corea". La dominación Winlandesa es tal que las hipernaciones se convierten rápidamente en meras colonias de Oceanía, Esta supremacía fue desafiada en 2138, con un rotundo fracaso, con motivo de la segunda guerra civil planetaria, también llamada "guerra del Copyright”, en la que Abraham Windseller se opondrá a todos los que trataron de copiar su sistema hypermind. Pero si no les importa, lo hablaremos en nuestra próxima clase”.

09:59. Terminó con un 75 % de absentismo y un 47% de desacuerdos. Un desastre, pero ella se lo esperaba. Sólo le queda por responder a las preguntas consideradas más relevantes por los estudiantes. En general, la mayoría vota por las más tontas o triviales, Leila nunca tuvo ningún problema en contestar. Las preguntas de hoy aparecen en la pared, una tras otra. La primera es particularmente estúpida, pero por desgracia, muy reveladora de las aspiraciones “juveniles” del momento:

 "¿Por qué, mientras Dakota Kid logró ser un líder mundial a los 23 años, la mayoría de edad acaba de pasar a 26?".

 

La segunda pregunta roza la insolencia:

 

"¿Habeís visto cómo se ha peinado la profesora esta mañana?”.

 

Sin embargo, el premio va a la tercera, Leila se queda atónita por la maldad del comentario, apreciado sin embargo por el 78% de los estudiantes.

"¿Cómo puede usted decir que las castas son herméticas cuando su presencia nos demuestra lo contrario? Su padre era un paria, su madre una nacional, y usted ha adquirido la hipernacionalidad parisina, ¿no es cierto? ¿Le parece ético criticar las hipernaciones, cuando estas la han acogido tan generosamente? "

Leila responde, sin aflojar la mandíbula.

"Si hay una cosa que no toleraré jamás, es que unos niñatos pijos hablen de mis padres o de mi privacidad. 24 o 26 años de edad para la mayoría, me importan tres narices, sólo os puedo decir que quien hizo esta pregunta tiene una edad mental de 7 años, y en cuanto a mi mechón, voy a confesaros algo, el de mi cabeza es mucho menos rebelde que el de mi entrepiernas, porque yo no soy una muñequita depilada, yo soy una paria medio salvaje y esta salvaje os dice que os vayáis todos a la mierda. Bueno, creo que ya he contestado a todas vuestras preguntas, por lo tanto la sesión ha terminado. Y como ésta será sin duda mi última clase con vosotros después de lo que acaba de pasar, me despido, queridos estudiantes. Buena suerte con vuestros pequeños y mezquinos exámenes."

Apaga su pass, enojada, justo cuando su audiencia empieza a subir a un ritmo vertiginoso.

3.3

 

¿Qué va a hacer? No puede ir directamente a la oficina de la fundación para presentar su renuncia, está demasiado enervada para ello. Ni acudir al desayuno de Mike, en este estado, la separación está garantizada. Desea estar sola, aunque sólo sea durante esta mañana, pero sabe que dentro de nada su pass estará saturado con llamadas de prioridad 3 y 4 o incluso 5  a las que no podrá evitar contestar. A menos que vaya a visitar a su madre en zona nacional, donde no existe la red hypermind, tan sólo "France-Net" e "intérlope”. Allí, nadie podrá contactar con ella, ¿Qué habitante de la hipernación sabría dónde está el barrio de los 600 bloques, perdidos en la inmensidad de los barrios cúbicos suburbanos del gran cinturón parisino?

 

Se dirige hacia el aparcamiento multinaves, en el otro extremo de la Nueva Sorbona, corriendo por los pasillos mecánicos para ir más rápido. Dio por terminada su clase con antelación, con un poco de suerte, su directora aún no está al corriente de cómo acabó. Desafortunadamente, en cuanto abre la puerta de su nave, el pass empieza a pitar.

 

“Llamada de alerta 4, Joana Petrovic, directora de la fundación.

 

- No contesto. Pass del vehículo, vete al puesto de control de la puerta de Luzarches.

 

La nave arranca lentamente y sigue pitando.

 

- Alerta 3, Mike. Alerta 4 Joana Petrovic”.

 

- No, no contesto.

 

- Notificación de prioridad 5, usted ha perdido un punto de nacionalidad por insultos en lugar público. Tiene 15 días para apelar la decisión ante el departamento de identidad de Paris-Valois. Alerta 4, Mike. Alerta 5, Joana Petrovic. Alerta 5, asociación de padres de estudiantes de primer año.

 

- ¡No, no, no! ¡No contesto, he dicho! Pass del vehículo, abre la ventana del piloto"

Leila, cabreada, arroja el laserpencil por la ventana y continúa pilotando manualmente. Conducir por su cuenta y estar desconectado son dos graves infracciones en las hipernaciones,  pero ¿desde cuándo una hija de paria respeta las leyes?

 

Llega al puesto de control. Cientos de vehículos esperan para cruzar el puesto fronterizo entre París-Valois y la zona nacional. En el primer control automatizado, pasa por un reconocimiento de identidad ocular, mientras que un arco móvil escanea su nave. A continuación, debe cumplir con las preguntas del pass-aduanero, y escuchar sus recomendaciones, que se sabe de memoria.

 

"Leila Husein. Se dispone a salir de la zona hipernacional y de la red hypermind. Estará sujeta a las leyes del Estado Nacional Franco-Valón que no garantiza su integridad física ni la salubridad del agua, del oxígeno y de los alimentos. ¿Desea continuar?”

 

- Sí, responde Leila, molesta.

 

- Los wincoins no están permitidos en el Estado Nacional de Francia y Valonia. ¿Desea usted comprar una tarjeta de francocréditos?”

 

- No, contesta Leila, que todavía tiene algunas fichas nacionales en su vehículo, y en todo caso ya no tiene laserpencil para realizar transacciones comerciales.

 

- Al cruzar la frontera, todos sus dispositivos pass se conectarán automáticamente a France-Net y perderá sus datos hypermind hasta que regrese al área hipernacional. Le recordamos que la conducción es manual, el límite de velocidad es de 350 kilómetros por el aire y 200 por tierra, está estrictamente prohibido dejar las rutas marcadas y el uso de la mascarilla es obligatorio en el exterior. Buen viaje y bienvenida a Francia-Valonia, Leila Husein.”

 

Leila resopla, pero sabe que estas formalidades habrían durado por lo menos media hora, en lugar de cinco minutos, si hubiera sido sólo francesa y no hipernacional. A veces más tiempo, en caso de registro corporal.

Vuela hacia el sureste para unirse a la línea aérea nacional París-Lión-Marsella. La vía está marcada, en teoría, pero no siempre se distinguen las luces en el cielo, todos los demás exceden felizmente el límite de velocidad, algunas naves son auténticas chatarras, sin hablar de los pilotos que, a pesar de las prohibiciones, optan por volar fuera de pista. Los accidentes son numerosos y Leila no está muy acostumbrada a conducir en forma manual, después de tanto tiempo pasado en Paris-Valois.

Al tomar un poco de altitud, el paisaje que se distingue desde la nave logra hacerle olvidar por un momento sus preocupaciones. En diez años como periodista para "Humanity", tuvo la oportunidad de sobrevolar magníficos panoramas por el mundo  entero, pero la imagen de la  cuenca Parisina, su tierra natal, le gusta especialmente. Sobre todo en una soleada mañana de primavera, como hoy. A su izquierda, la hipernación abarca las mesetas del Valois entre el Oise y el Marne. Las plazas y las avenidas están cubiertas con inmensos techos traslúcidos y cúpulas oxigenadas donde uno puede pasear sin llevar mascarilla, y, visto desde arriba, se parecen a las escamas de un pez gigante navegando en un mar de captadores solares y de invernaderos de poliplástico de la agricultura sintética, la más importante de Europa Occidental. A su derecha, también bajo control hipernacional, se encuentra la ciudad-museo de París, y la silueta fantasmal de sus ruinas milenarias que flotan en los pantanos de los bucles del Sena. En el centro, surgida del agua, el emblema de la ciudad, que mide cerca de medio kilómetro de altura, la famosa grúa del Trocadero, construida para soportar una torre de metal de la era industrial que amenazaba con derrumbarse después de la inundación de 2133, y que acabó cayéndose 50 años más tarde.

Un cuarto de hora después, el paisaje, por desgracia, dista mucho de ser tan hermoso.  Miles de cubos que se pierden en el horizonte, a veces separados los unos de los otros y colocados al azar en el suelo, a veces apilados para formar bloques compactos de 15 a 20 plantas, o encajados sin coherencia como Tetris holográficos justo antes del "Game Over" en polígonos de varios kilómetros de largo. La gran mayoría de los nacionales viven en estos cubos de 5 m de costado, todos absolutamente iguales excepto por el color, el único toque de fantasía y personalidad autorizado. Leila conoce muy bien estos cubos unifamiliares, vivió con su madre durante casi veinticinco años en uno de ellos, pintado de rosa fucsia.

Acaba el área de los barrios cúbicos y Leila sobrevuela ahora un valle fangoso, desprovisto de árboles y vegetación, salpicado de pueblos y ciudades destartalados de 150 años de antigüedad o más, la "tierra de nadie" donde viven los parias en condiciones insalubres. Leila ha ido demasiado lejos. Da un bandazo para volver a los cubos, y pronto se da cuenta de por qué se ha perdido. Una ciudad hexagonal de casi un millar de habitantes, que le servía de punto de referencia, desapareció desde la semana pasada. Probablemente, una inundación o una amenaza de incursión paria motivaron el desmonte de todos los cubos para colocar el distrito en otro lugar. Esta es la gran ventaja del hábitat cúbico, es móvil y puede caber en cualquier lugar, dependiendo de las circunstancias. La desventaja, por supuesto, es que en este monumental caos urbano, uno puede perder fácilmente su casa durante la noche y tardar semanas para encontrarla de nuevo. Después de dar vueltas durante veinte minutos, Leila finalmente percibe las ruinas del antiguo castillo de Fontainebleau, a pocos cientos de metros de la ciudad de los 600 bloques, donde vive su madre.

Aterriza delante de la entrada de la urbanización, controlada por tres guardias de seguridad armados con laserguns. Leila no tiene su laserpencil para probar su identidad y los guardias se niegan a dejarla pasar. Finalmente, entrega a cada uno una ficha de Francocréditos, y obtiene de inmediato el permiso para entrar. Leila aparca su nave en el balcón del quinto piso del Bloque H, manzana 13, y entra en el cubo maternal.

“Pero ¿qué haces aquí, hija? No es el fin de semana", grita Jadiya, la madre de Leila, desde la cocinita donde prepara buñuelos de féculas con mantequilla rancia. Adivina el desamparo de su hija a primera vista. Inmediatamente adopta una mueca preocupada, lo que acentúa aún más las muchas arrugas de su rostro sexagenario.

- ¿No me digas que has discutido con tu novio? No deberías, hija mía, Mike es una buena persona”.

- ¿Y tú qué sabes si es bueno o no, mamá, si nunca lo has visto?”

- Pero si hablamos con tu… ya sabes, el cacharro este...”

- El visiófono interredes.”

- Sí, eso es. Es muy elegante y educado, este muchacho. Me gusta mucho Mike, a decir la verdad, más que tu ex novio. Me dijo que tenía ganas de verme en persona.”

- ¿En serio? ¿Y por qué, si tiene tanta prisa por verte, nunca ha venido a visitarte?”

- Esto es una tontería, Leila. Sabes que la gente como él no tiene nada que hacer en zona nacional. Es peligroso, está sucio, y además mi cubo es demasiado pequeño, no puedo recibirlo decentemente aquí. El día que fertilice uno de tus óvulos, tendré un permiso especial para visitar a vuestro embrión en la clínica. Por fin podré visitar la hipernación y conocer a Mike en persona.

El comentario enfurece a Leila  hasta lo indecible.

- No sé por qué Mike te contó esto del embrión el otro día por el visiófono. Aún no hemos decidido nada concreto, es sólo una idea en el aire, por ahora. Pero no estoy del todo segura de querer un niño con este hombre, así que no te hagas ilusiones, ¿vale?”

- Por la Virgen madre del Profeta, exclama Jadiya santiguándose, hija mía, no me digas eso. Ya tienes 43 años, es ahora o nunca. ¿Lo sabes, no?”

- En las hipernaciones, no, mamá. Hoy, con la reproducción asistida, puedo ser madre a los 75 años si quiero.”

- Ya, pero ya no estaría aquí para ver a mi nieto, contesta la madre echándose a llorar. Leila la abraza y le susurra.

- No te preocupes, mamá, no estoy enfadada con Mike.

- ¿Entonces qué ocurre?

- Nada. El trabajo, la universidad... Tuve una mañana espantosa.

- Si es por tu trabajo no me preocupo, entonces. Sé que va a ir todo bien. Eres la  más competente y seria de tu generación, el problema es que a veces eres demasiado perfeccionista. Y demasiado orgullosa también, demasiado...

Lo que sigue, Leila se lo sabe de memoria. Debería ser más sumisa, más femenina, más convencional, escuchar a su madre más a menudo y sobre todo, fundar una familia cuanto antes para consolidar su hipernacionalidad, tan difícilmente adquirida. Pero Leila no deja a su madre terminar su habitual letanía de quejas.

“Sí, tienes razón, como siempre, mamá. Me voy a la planta, estoy un poco cansada, llámame para almorzar ¿de acuerdo?”

Besa a su madre otra vez y luego sube rápidamente por las escaleras plegables, antes de derrumbarse en su cama, deshecha en lágrimas.

3.4

Su diminuta alcoba no ha cambiado desde que era estudiante, aún llena de baratijas inútiles y antiguallas que Leila, apasionada por la historia, coleccionaba en aquel entonces. Peluches Disney, libros en papel, una peonza de finales del siglo 19... Incluso tiene una strawberry de antes del “bug”, una verdadera reliquia de la época en la que aún se utilizaban pantallas y teclados, uno de sus amigos arqueo-informático consiguió repararla parcialmente. Leila lo coge, y desplaza con el dedo índice algunas fotos que logró grabar en el aparato. Los mejores momentos de su vida. Ella sabe que estas imágenes pueden producirle unas cuantas lágrimas más, pero Leila, de ánimo nostálgico, no puede dejar de visionarlas de nuevo.

El primer icono fecha de su bautismo ecuménico. Ella es un hermoso bebé mofletudo con rizos irresistibles... Y ya tenía su mechón rebelde en la frente. Jadiya, su madre, tiene unos veinte años y lleva a su retoño en los brazos con una sonrisa de niña traviesa, su marido está en el icono también, observando a la criatura con una mirada orgullosa. Es la única imagen que Leila tiene de su padre, en fin, del marido de su madre, para ser más exacto, ya que el hombre abandonó el hogar familiar dos años más tarde, loco de celos, cuando supo que en realidad él era estéril y por lo tanto no podía ser el progenitor de Leila. Jadiya había contratado en secreto a un inseminador, un pobre paria que se ganaba la vida procreando niños de manera tradicional para las parejas nacionales que no tenían bastante para pagarse un programa de fertilidad. Cuando el marido de Jadiya se dio cuenta del engaño, no se contentó con cerrar la puerta, también informó a las brigadas de identidad, que, a diferencia de los demás organismos del gobierno, responde siempre de inmediato a las llamadas. En esta era de infertilidad generalizada, es en efecto primordial para los Estados conocer los genes de cada individuo, para evitar las uniones incestuosas. En el documento nacional de identidad de la niña figuraba “padre apátrida desconocido”, y todo el vecindario, por supuesto, se enteró muy pronto. Desde su más tierna infancia, Leila tuvo que soportar las vejaciones de los chicos del barrio. "bastarda", "perra apátrida", “infrahumana”, oyó tan a menudo estos insultos que le resulta difícil entender por qué se ha tomado tan mal aquel comentario del estudiante sobre sus orígenes, esta mañana en la universidad. "Algunas heridas nunca sanan, incluso con la cirugía clónica", suspira Leila, pasando su dedo a la pantalla de la strawberry para cambiar de icono.

Se detiene en una segunda imagen, del 17 de diciembre de 2203. El día más feliz de su vida. Leila aprobó en el puesto nº 86 la prueba de acceso a la hipernacionalidad, organizada por París-Valois. Sólo se conceden 100 hiper-identidades cada año y hay cientos de miles de candidatos, una prueba más difícil que cualquier supermaster universitario, pero Leila estaba preparada. A lo largo de su infancia huyó del maltrato de los niños del barrio refugiándose en su habitación para estudiar, durante días y días se imbuía en los programas de educación a distancia de “Humanity", con la loca esperanza de dejar del gueto de los 600 bloques. Gracias a todos sus años de estudios, obtuvo en la oposición la primera nota en cultura hipernacional, la segunda en francés y entre las veinte primeras en internenglish y en neuroinformática, lo que le permitió superar una nota mediocre obtenida por su “perfil moral, psicológico y genético”, en el que su herencia paterna le había penalizado bastante. Una hija de paria que obtiene la hipernacionalidad, era un hecho excepcional y se convirtió enseguida en un símbolo de la lucha contra el apartheid global. Los reporteros de "Humanity news" le consagraron una emisión y se convirtió en una celebridad en París-Valois, un ejemplo para la generación protesta post noventa y ocho, un movimiento que casi revolucionó el mundo. Fue, por supuesto, una moda pasajera y cuando, un año después, Leila dejó París para viajar por el mundo con el equipo de "Humanity news”, la gente pronto la olvidó.

Otro icono conmueve a Leila en especial. Es un 3D tomado en Manaus, durante un reportaje sobre la desertificación de la Amazonia, hace unos diez años, Su época aventurera como reportera de guerra para "Humanity". En la imagen, está con Steven Hessel, su maestro y mentor, y con Sydney, su compañero, mejor amigo y accesoriamente, su colegasex. Así era como ella lo presentaba en la sociedad. En realidad Sydney y ella formaban un tándem inseparable, una pareja sólida forjada en situaciones extremas, experimentadas juntos al filo de los conflictos bélicos y los desastres ambientales. Desafortunadamente, Sydney murió en marzo de 2217, perforado por una línea-láser, cuando intentaba cruzar la frontera China. Desde entonces, ningún extranjero ha podido entrar de nuevo en los territorios del Imperio, y  Leila renunció a los reportajes para convertirse en profesora de la Nueva-Sorbona.

Su madre, que le llama para almorzar, la sustrae de sus recuerdos. Leila apaga la strawberry, seca sus lágrimas y sale de la habitación. Después de la comida, mientras que Jadiya recoge y friega sus platos a mano, -su programa de labores domésticas está averiado desde hace meses-, Leila visiona una emisión estúpida en "France net" , tumbada en el polisofa de la sala de estar. Mira por la claraboya del cubo. Son las seis de la tarde, el calor ya no aprieta tanto y los residentes de la urbanización empiezan a salir a la calle. Nadie lleva mascarilla, a pesar de las prohibiciones del gobierno, pero los días despejados el riesgo es mínimo y, de todos modos, es tan agradable poder respirar directamente el aire que bien vale la pena perder de dos a cinco años de vida por ello. A Leila le encanta la atmósfera tan peculiar de las tardes de mayo en las barriadas nacionales, con niños jugando al bloodyball entre los cubos, los vendedores ambulantes de rollitos de primavera y buñuelos de curry, y otros que pasan productos procedentes del contrabando, cannabidiol en barras o euforizante jazmín; sus game-bars donde los jóvenes se reúnen para jugar, bailar y encontrar nuevos colegasex, con grupos de música en vivo en la esquina de cada bloque... A Leila le encantaría dar una vuelta, por desgracia, ahí está el imbécil de Fred. Vio la nave hipernacional de Leila aparcada en el balcón del cubo de su madre y ahora la está esperando en la esquina de la manzana. Fred la acosó durante toda su adolescencia, hasta que ella tuvo la genial idea de hacerle creer que en realidad era su hermanastro, ya que sus dos madres habían contratado el mismo inseminador. Leila nunca lo había vuelto a ver desde entonces. Hasta ahora. El muchacho ha debido enterarse que lo del inseminador era una burda mentira.

No parece que Fred vaya a moverse en horas. Leila vuelve a su cuarto y pasa el resto de la tarde deprimida en su cama plegable. Piensa en su clase de la mañana, y en "Humanity", su única y verdadera patria, su único ideal, que últimamente se está volviendo convencionalista y servil respecto a los poderosos. "Humanity" siempre fue el gran bastión del libre pensamiento, la espina clavada en el pie de las hipernaciones, la mala conciencia del mundo. Éste es el espíritu con que se fundó la organización, cuando el movimiento anti-globalización, hace 150 años, al final de la primera guerra global, presionó a Abraham Windseler para añadir un décimo punto al Tratado hipernacional. Así se crearon dos asociaciones independientes, ambas con sede en la Tierra de Fuego, “Blind justice”, para arbitrar los conflictos entre las hipernaciones y “Humanity”, para defender los derechos de los apátridas y vigilar que las hipernacionales respecten sus compromisos de ayuda humanitaria y medioambiental, asignándole el 10% de sus beneficios… Por supuesto, estas famosas subvenciones no dejaron de reducirse en el siglo 22 hasta alcanzar sumas ridículas, pero “Humanity” siempre ha logrado mantener su independencia y su capacidad de movilización, por lo menos, hasta el movimiento de protesta del 2198. A partir de esta fecha, los pudientes decidieron infiltrarse en la organización, claramente identificada como epicentro de las revueltas. Las familias hipernacionales invirtieron millones de wincoins en las universidades "Humanity” y las asociaciones de padres hoy en día tienen más peso en las decisiones que el Comité pedagógico de la Fundación. En cuanto al Winland, no para de mandar regalos promocionales para potenciar su " Winland way of thinking”. Por ejemplo, los equipos de la red de la universidad de la Nueva Sorbona, con este maldito "sistema interactivo de enseñanza en red" que Leila se ve obligada a usar desde hace 3 años. Se supone que es un sistema para el desarrollo de la "democracia directa y participativa", en realidad es una gran estafa, ahora son los estudiantes los que controlan lo que el maestro puede o no decir. “El cliente es rey, pero el que manda es el gran admin’”, al puro estilo del "demago-totalitarismo Windselleriano”... Sí, la dictadura más eficaz es la que ejerce la mayoría inculta sobre todo lo que es diferente, reflexiona Leila con amargura. Si pierde su trabajo, abandonará "Humanity", lo acaba de decidir, tal vez pueda encontrar un trabajo de moderadora de Ágora virtual o como preparadora de exámenes.

De pronto, cuando ya había decidido irse a dormir a su casa de París-Valois, oye un pitido muy peculiar. Es el visiófono que ella regaló a su madre para hablar desde la hipernación. El dispositivo se utiliza exclusivamente para comunicar entre las distintas redes y Jadiya no conoce a nadie fuera de la zona nacional. Así que se trata de una llamada para Leila por parte de alguien que conoce su número secreto. Mike, seguro. No quiere responder, pero finalmente, después de la tercera llamada, cede y se pone a gritar, fuera de sí.

“Mike, ¡no sabes lo harta que me tienes con tus llamadas intempestivas!”

- ¿Mike? ¿Me llamas Mike ahora? En mi vida me han llamado de todo, pero este nombre, nunca. Te lo aseguro...

- ¡Joder, Steven! Pero, ¿Cómo obtuviste mi número de Visio?”

- Después de 35 años de encuestas para “Humanity news” ¿Crees que un veterano como yo no sería capaz de encontrar el código secreto de un vulgar visio? ¡Me subestimas, querida ex alumna!”

- Oh, lo siento, profesor Hessel”.

Leila se ríe, encantada con esta llamada sorpresa. Conecta la imagen holográfica para ver mejor la cara arrugada y rechoncha de su viejo amigo.

- ¿Desde dónde me llamas, Steven?

- Punta Arenas.

- ¡Menos mal!, por lo menos tienes un poco de fresco en la Tierra de Fuego, aquí hace un calor increíble.

- Pues no te creas, aquí también hace calor, demasiado para este sitio. Pero bueno, ¿no pensarás que te he llamado para hablarte del tiempo, verdad?

- Ya… Me llamas por lo de la clase. ¿Así que ya te has enterado?

- Sí, yo y unos 25 millones más, por la red hypermind. En un solo día, el mismo número que una superproducción de Winland. Si sigue así, será el reportaje con más audiencia de toda la historia de “Humanity news”.

- ¡Joder!... Bueno, ¿me llamas para reñirme o qué?.

- ¡Qué va, al contrario! Me encantó verte. ¡Como dejaste a esos niñatos!

- Gracias. Pero el enfado me costará el trabajo, seguro.

- Bueno, sí y no. Te llamo justamente por esto. Este mediodía hablé con tu directora, Joana Petrovic, y luego con el jefazo de las news. Querían echarte pero les contesté que necesitábamos gente como tú, brillantes y sobre todo, íntegros, hay demasiado lameculos de Winland en la asociación, es un asco.

- Totalmente de acuerdo contigo. Entonces, ¿qué te dijeron?

- ¿Te interesaría volver a currar para "Humanity news”? Hay un reportaje que hacer sobre el contrabando en el estrecho de Gibraltar, pensé en ti porque hablas a la vez árabe y español y además conoces bien el mundo paria.

Leila marca un tiempo, antes de contestar con  una voz decidida.

- Sí, claro que acepto.

- Estupendo. Mira, aquí tengo una noticia que te puede interesar. Estamos atendiendo a un contrabandista en nuestra base sanitaria de “Humanity Health” en la ría del Guadalquivir. Fíjate, el tío intentó cruzar el estrecho en plena tormenta ciclónica. ¿Te das cuenta de lo mal que deben de estar para arriesgarse de esa forma?.

 

- Tienes razón. Podría ser un buen inicio para el reportaje. Saldré hacia allí mañana por la mañana.

 

Una lástima para su madre, para Mike y para el bebé que ambos habían programado sin contar con ella. Nacerá dentro de 10 años o dentro de 20 o 30, Leila no tiene prisa.

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